Historias espontáneas. Chica es rescatada por otra mujer

La muchacha Intentó defenderse con furia, pero su verdugo que era una mole de músculos sin escrúpulos le dio una violenta bofetada y la estampó contra la pared. Ella no se mostró dócil. Mientras los cabellos de fuego se sacudían rebeldes dejaba ver la piel más pálida y viva que un rostro femenino jamás haya tenido.
-Eres un maldito despreciable -dijo Maira limpiándose la sangre de la herida con el revés de su mano-. Luego, le lanzó una maldición con el verdor de sus ojos.
Como toda respuesta obtuvo el eco de una carcajada mientras el malechor que se le acercaba lentamente había comenzado a quitarse la ropa.
-Me gusta domar a las gatas salvajes -su voz enronquecía de excitación-. Los pasos avanzaban amenazantes hacia la princesa de Karass.
La flecha atravesó el espacio como una furia divina y se incrustó en el pecho del hombre que reía.
-¿Cuántas veces tengo que decirte que no la mires? -dijo Kaera (con pelo corto)